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Los 7 Templos más Bonitos de Japón

Estos son los 7 templos más bonitos de Japón. ¡Te vas a enamorar de todos y cada uno de ellos!


Japón, una tierra donde la modernidad se fusiona armoniosamente con la tradición, alberga algunos de los templos más impresionantes y antiguos del mundo. Cada rincón del país del sol naciente está adornado con maravillas arquitectónicas y espirituales que cautivan a los viajeros desde hace miles de años.

En este recorrido, nos adentraremos en la esencia misma de la cultura japonesa a través de los siete templos más bonitos que adornan su paisaje. Desde la majestuosidad del Templo Sensō-ji en Asakusa hasta la serenidad del Santuario Nikkō Tōshō-gū en Nikko, cada templo cuenta una historia única de fe, historia y arte.

¡Vamos a comenzar!

1. Templo Sensō-ji (Asakusa, Tokio)

El Templo Sensō-ji, ubicado en el distrito de Asakusa, es el templo más antiguo de Tokio y uno de los más importantes del mundo. Este templo budista, también conocido como Asakusa Kannon Temple, está asociado a la secta budista Tedai, de la que se independizó tras la II Guerra Mundial. Junto al templo se encuentra el santuario sintoísta de Asakusa.

Su historia se remonta a más de 1,400 años. Fue fundado en el año 628 d.C., según la leyenda, cuando una estatua dorada de Kannon, la diosa de la misericordia, fue descubierta por pescadores en el cercano río Sumida. Desde entonces, el templo ha sido un importante lugar de peregrinación y devoción para los fieles budistas y ha desempeñado un papel fundamental en la difusión del budismo en Japón. Durante la II Guerra Mundial el templo fue bombardeado y destruido por completo. Unos años más tarde, su reconstrucción fue símbolo de la paz y renacimiento del pueblo Japonés.

El Templo Sensō-ji está adornado con una arquitectura impresionante que refleja la estética tradicional japonesa. Al ingresar por la icónica Puerta Kaminarimon, los visitantes son recibidos por la imponente estatua de Raijin (dios del trueno) y Fujin (dios del viento), guardianes del templo. Más allá de la puerta se encuentra Nakamise-dori, una calle comercial repleta de tiendas que conducen hacia el templo principal, Hondo, donde se venera la estatua de Kannon.

2. Templo Kiyomizu-dera (Kioto)

Situado en la histórica ciudad de Kioto, el Templo Kiyomizu-dera se erige majestuosamente sobre la ladera oriental de la montaña Otowa. Fundado en el año 778 d.C. durante la era Heian, este templo budista forma parte del conjunto de monumentos históricos de la antigua Kioto, pertenecientes al Patrimonio de la Humanidad declarado por la UNESCO. Su nombre, que significa «templo del agua pura», se deriva de la cascada cercana que fluye con aguas cristalinas, simbolizando la pureza espiritual y la renovación.

El templo es famoso por su impresionante arquitectura y sus increíbles vistas panorámicas de la ciudad de Kioto. Su estructura más destacada es la inmensa plataforma de madera conocida como Kiyomizu-no-Butai, que se sostiene sobre pilares de madera sin usar un solo clavo.

El Templo Kiyomizu-dera está envuelto en numerosas leyendas y tradiciones que han pasado de generación en generación. Una de las más conocidas es la tradición de saltar desde la plataforma de Kiyomizu-no-Butai, que se dice que otorga buena suerte a aquellos que sobreviven a la caída. Aunque esta práctica se ha prohibido en la actualidad, simboliza la fe y la valentía de aquellos que buscaban la protección de los dioses.

Otra de las leyendas está relacionada con la cascada Otowa-no-taki, donde los visitantes pueden beber agua de tres corrientes que representan la salud, la longevidad y el éxito en los estudios. Se cree que cada corriente tiene poderes especiales y que beber de ellas puede conceder los deseos de aquellos que lo hacen con sinceridad.

3. Templo Tōdai-ji (Nara)

El Templo Tōdai-ji, ubicado en la ciudad de Nara, es un testimonio vivo de la grandeza y la riqueza espiritual del período Nara de la historia de Japón. Fundado en el año 752 d.C. por el emperador Shōmu. En ese momento, Nara era la capital del país, y el emperador Shōmu estaba decidido a consolidar el poder imperial y promover el budismo como la religión estatal. La construcción del Tōdai-ji fue parte de un ambicioso proyecto para establecer un centro religioso y político que encarnara los ideales budistas de paz y prosperidad. El emperador Shōmu tenía la visión de crear un templo monumental que sirviera como un símbolo de la grandeza del budismo y el poder del estado imperial. Para financiar la construcción del templo, se impusieron impuestos adicionales al pueblo, lo que refleja la importancia y el alcance del proyecto.

La pieza central del Templo Tōdai-ji es el Daibutsuden, o Gran Salón del Buda, que alberga una de las estatuas de Buda más grandes del mundo. La figura colosal del Gran Buda de bronce, conocida como Daibutsu, mide más de 15 metros de altura y es una obra maestra de la escultura religiosa japonesa. Además del Gran Buda, el Daibutsuden también alberga otras estatuas y tesoros budistas de gran valor histórico y artístico.

Otra atracción destacada dentro del templo es el Nandaimon, la Puerta del Gran Sur, que está custodiada por dos estatuas de temibles guardianes Nio. Esta majestuosa puerta conduce al Daibutsuden y sirve como entrada ceremonial al complejo del templo.

Además, el templo también sirve como los cuarteles japoneses de la escuela Kegon del budismo.

El Templo Tōdai-ji ha tenido un profundo impacto en la cultura y la espiritualidad de la región de Nara y de Japón en su conjunto. Durante siglos, ha sido un lugar de peregrinación y devoción para millones de fieles budistas, así como un importante sitio de estudio y contemplación para monjes y eruditos. La presencia del Gran Buda y la majestuosidad del templo han inspirado reverencia y asombro en generaciones de visitantes, dejando una huella indeleble en el tejido cultural de la nación.

4. Santuario Itsukushima (Miyajima)

El Santuario Itsukushima, también conocido como Santuario de Itsukushima, es una de las atracciones turísticas más populares de Japón. Ubicado en la isla de Miyajima, en la prefectura de Hiroshima, este santuario sintoísta se encuentra en medio de un entorno natural espectacular, rodeado de bosques exuberantes y bañado por las aguas del mar interior de Seto.

El complejo del santuario en consta de dos edificios principales: el santuario Honsha y el Sessha Marodo-jinja, así como de otros 17 edificios y estructuras diferentes. Está construido sobre el agua y fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1996. Además, está protegido por severas leyes de conservación del patrimonio.

Se cree que el santuario fue fundado por Saeki Kuramoto, un sacerdote que estableció un lugar de culto en la isla de Miyajima dedicado a la diosa sintoísta del mar, Benzaiten. Con el tiempo, el santuario se expandió y se convirtió en un importante centro religioso para los marineros y pescadores que buscaban protección y buenos augurios para sus travesías marítimas. El santuario tal como lo conocemos hoy comenzó a tomar forma en el siglo XII, durante el período Heian, cuando Taira no Kiyomori, un poderoso clan samurái, construyó la estructura principal sobre pilares en el agua como una forma de honrar a sus antepasados y afirmar su poder y riqueza. Esta arquitectura única, que permite que el santuario parezca flotar durante la marea alta, se convirtió en una de las características más distintivas y emblemáticas del lugar.

Una de las características más distintivas del Santuario Itsukushima es su torii o puerta de entrada, que parece flotar sobre el agua durante la marea alta. Este torii rojo brillante, conocido como «Torii de O-torii», es un símbolo icónico de Japón y uno de los más fotografiados del país. La estructura está construida en estilo oji, que significa «poste», y está anclada en el fondo marino para mantenerla en su lugar.

Además del impresionante torii, el Santuario Itsukushima cuenta con una arquitectura magnífica que combina elementos sintoístas y budistas en un diseño elegante y armonioso. Los edificios principales, incluido el honden (santuario principal) y el haiden (sala de oración), están construidos sobre pilares de madera y presentan techos empinados y detalles decorativos elaborados que reflejan la estética tradicional japonesa.

5. Templo Kinkaku-Ji (Kioto)

El Templo Kinkaku-Ji, también conocido como el Templo del Pabellón Dorado, es una joya arquitectónica y espiritual ubicada en la ciudad de Kioto, Japón. Este templo budista Zen, rodeado de exuberantes jardines y estanques serenos, es famoso en todo el mundo por su pabellón cubierto de pan de oro, que brilla majestuosamente bajo el sol y se refleja en las aguas del estanque Kyoko-chi.

El Templo Kinkaku-Ji fue originalmente construido a finales del siglo XIV como una villa de retiro para el shogun Ashikaga Yoshimitsu. Después de la muerte del shogun, la villa fue convertida en un templo Zen de acuerdo con su voluntad, y el Pabellón Dorado se convirtió en una estructura dedicada a la adoración de Buda.

El simbolismo detrás del Pabellón Dorado es profundo y complejo. La estructura de tres pisos representa la integración de diferentes influencias culturales, incluida la arquitectura japonesa, china e india. Cada nivel está construido en un estilo arquitectónico diferente, simbolizando los diferentes aspectos del budismo: el primer piso representa la influencia del budismo en la tierra, el segundo piso representa el budismo en el cielo, y el tercer piso, cubierto de pan de oro puro, representa el budismo más allá del mundo terrenal.

Los jardines del Templo Kinkaku-Ji son igualmente impresionantes y complementan la belleza del Pabellón Dorado. Los terrenos del templo están diseñados en un estilo paisajístico japonés tradicional, con senderos serpenteantes, puentes de arco iris y estanques reflectantes que crean un ambiente de serenidad y contemplación.

El estanque Kyoko-chi, que rodea al Pabellón Dorado, se dice que representa el océano y las islas del paraíso budista. Los árboles y las plantas cuidadosamente dispuestos a lo largo de los senderos y alrededor de los edificios agregan una sensación de armonía y equilibrio al paisaje, invitando a los visitantes a explorar y sumergirse en la belleza natural y espiritual del templo.

6. Templo Zenko-ji (Nagano)

El Templo Zenko-ji, ubicado en la ciudad de Nagano, es uno de los templos más antiguos y venerados de Japón. Fundado en el siglo VII, se cree que alberga una imagen budista de Amida Nyorai, traída a Japón en el año 642. Esta imagen, considerada una de las primeras estatuas budistas traídas al país, es objeto de profunda veneración y devoción por parte de los fieles que visitan el templo en busca de iluminación espiritual y bendiciones.

El Templo Zenko-ji ha desempeñado un papel crucial en la difusión del budismo en Japón y en la promoción de la fe y la devoción entre la población. A lo largo de los siglos, ha sido un centro de peregrinación y práctica religiosa para millones de personas, tanto monjes como laicos, que acuden al templo en busca de sanación, protección y orientación espiritual.

El templo también es un símbolo de la cultura y la historia de Nagano, y su presencia continúa siendo una fuente de orgullo y respeto para la comunidad local y para todo el país.

Una de las atracciones más destacadas del Templo Zenko-ji es la oportunidad de ver y venerar la imagen de Amida Nyorai, que se guarda en una cámara oculta dentro del templo y no se muestra al público. Los visitantes pueden participar en rituales de veneración y oración, así como recorrer los pasillos y jardines del templo para absorber su atmósfera espiritual única.

Además de la imagen de Amida Nyorai, el Templo Zenko-ji alberga una serie de tesoros culturales y religiosos, incluidas antiguas estatuas budistas, pinturas y escrituras sagradas, que son de interés para los estudiosos y los entusiastas de la historia.

Los alrededores del Templo Zenko-ji ofrecen una variedad de actividades para complementar la experiencia espiritual del templo. Los turistas pueden explorar el encantador barrio histórico de Nagano, con sus calles empedradas y casas tradicionales de madera, o disfrutar de la cocina local en los numerosos restaurantes y puestos de comida que rodean el templo.

7. Santuario Nikkō Tōshō-gū (Nikko)

El Santuario Nikkō Tōshō-gū es un importante santuario sintoísta ubicado en la ciudad de Nikko, en la región montañosa de Tochigi, Japón. Construido en el siglo XVII, este santuario es famoso por su exquisita arquitectura, sus elaborados detalles ornamentales y su ubicación en medio de un hermoso bosque de cedros japoneses. Este santuario forma parte del conjunto de los «Santuarios y templos de Nikkō», Patrimonio de la Humanidad reconocido por la UNESCO.

El Santuario Nikkō Tōshō-gū se distingue por su impresionante arquitectura, que combina elementos sintoístas y budistas en un estilo ornamental llamativo y colorido. Los edificios del santuario están ricamente decorados con intrincados diseños de madera tallada, pinturas detalladas y techos decorados con dorados.

Uno de los aspectos más destacados del santuario es la famosa Puerta Yōmei-mon, también conocida como la Puerta del Sol. Esta puerta monumental, ricamente decorada con esculturas de animales mitológicos, flores y figuras históricas, es considerada una obra maestra de la arquitectura japonesa y es un símbolo emblemático del Santuario Nikkō Tōshō-gū.

El Santuario Nikkō Tōshō-gū tiene una gran importancia histórica y cultural en Japón. Fue construido en 1617 como un mausoleo para Tokugawa Ieyasu, el fundador del shogunato Tokugawa, que gobernó Japón durante más de 250 años. Ieyasu fue una figura clave en la unificación de Japón y en el establecimiento de la paz y la estabilidad durante el período Edo.

El santuario también es un lugar de adoración y peregrinación para los fieles sintoístas, que visitan el sitio para rendir homenaje a los dioses y buscar bendiciones para la prosperidad y la buena fortuna.

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